Apreciad@s amig@s y compañer@s, en estos tiempos tan tristes que nos ha tocado vivir mi sensación es que incluso nuestra querida asociación se ha visto afectada.

No sabemos de qué manera nuestra junta directiva se ha contagiado, nos hemos visto divididos y enfrentados, haciendo al equipo inoperativo, sordo y ciego ante lo que a mi juicio es realmente importante, la gestión y el trabajo para los demás. No hablaré aquí de los porqués y los detalles, el caso es que AEFONA pasa por una terrible crisis que afecta a tareas que van desde lo más elemental hasta los proyectos que debemos desarrollar como entidad, referente e inspiradora de tantas iniciativas.
AEFONA se encuentra en un grave estado, sus gestores no hemos sabido encontrar la inspiración y la ilusión para saber cuidarla. Es necesario que sepamos revertir esta situación.
Como socio que soy, pienso que mis compañer@s están confiados en que la asociación está bien gestionada, con equipos de voluntari@s que trabajan de forma altruista por los demás. Y ciertamente, tenemos algunas personas ejemplares vinculadas a unos pocos equipos trabajando así, debemos agradecerles esa ilusión y esfuerzo. Pero estamos lejos de mantener siquiera la sombra de lo que hemos sido, con muy poca actividad.
Desde mi vinculación con AEFONA he visto tiempos buenos y menos buenos, he aprendido que si algo tenemos es el valor humano, las amistades, el compañerismo, hasta diría que una hermandad en la que, cuando alguien necesita cualquier cosa sabe que puede pedir ayuda a los demás.
Creo que este es ese momento para que cada persona piense qué puede aportar, en qué se puede ofrecer. Creo que cuando llegan los tiempos de elecciones, esos en los que todos escondemos la cabeza, es cuando debiéramos ofrecernos a echar una mano. Mi mensaje no solo es para informar de una triste situación, es para animar a tod@s a pensar si en unas futuras elecciones se pueden vincular en cualquier responsabilidad de la junta, vocal, coordinador/a de equipos, en el voluntariado de cada comité de trabajo…
AEFONA es nuestra casa común, mantenida por personas voluntarias, podemos disculparle muchas cosas, pero no dejarla desasistida y ahora necesita de nuestra preocupación.